La alteración en la proteína ABL favorece la
proliferación, la resistencia a la apoptosis y altera
la adhesión de las células. Todas las personas presentan una
proteína ABL.
Lo que expresan los pacientes con LMC es la fusión BCR-ABL. El resultado
de esta translocación es la unión de una actividad
enzimática tipo tirosin-kinasa aportada por
la proteína ABL que posee un sitio de unión al
ATP y sus sustratos. Estos sitios tirosin-kinasa,
que se encuentran normalmente en todas las
personas, pueden ser de dos tipos:
- Unos que se
encuentran como proteínas transmembrana con
un sitio extracelular para unión a un ligando y
un lugar con acción catalítica intracelular para
funcionar como receptores
- Otros que no son
receptores, no se encuentran unidos a la membrana
sino que se encuentran en el citosol, el
núcleo y en la superficie interna de la membrana
plasmática.
El dominio kinasa, de las tirosinkinasas,
tiene una estructura N-terminal que
permite la unión del ATP y el magnesio, y un extremo
C-terminal que contiene un asa de activación.
Normalmente la tirosin-kinasa generada
por el ABL se mantiene inactiva y es activada por
señales intracelulares.
En los pacientes con enfermedad
oncogénica puede ocurrir una fusión
entre el sitio tirosin-kinasa con su proteína, lo
cual favorece la autofosforilación permitiendo
crear sitios de unión anómalos para proteínas,
y logrando ser independientes de ligando lo que
explicaría su actividad continua, aunque sí dependería
de ATP.
Normalmente la proteína ABL es pro-apoptótica
y se encuentra en el núcleo y en el citoplasma,
mientras que el BCR-ABL es anti-apoptótico y
no se encuentra en el núcleo. Esta oncoproteína
aunque es el pilar fundamental en el diagnóstico
de la LMC, no es la causa principal de la trasformación
de la LMC ya que se ha logrado detectar
la expresión de esta gen en pacientes no
enfermos, lo que nos lleva a pensar que deben
existir otros factores que logren hacer la transformación
celular.
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