OTRAS ALTERACIONES CROMOSÓMICAS IMPLICADAS
El mecanismo molecular por el
cual esta enfermedad progresa de una fase relativamente indolente a una más
avanzada no se conoce con exactitud y se ha planteado que probablemente sea la
consecuencia de una serie de cambios genéticos adicionales. Se realizo un estudio con la finalidad de conocer esos cambios.
MÉTODO
Se
realizó un estudio descriptivo a 180 pacientes con diagnóstico de LMC: 86 del
sexo femenino y 94, del masculino; 128 pacientes estaban en fase crónica, 27 en
fase acelerada y 25 en crisis blástica. Las edades oscilaron entre 12 y 86
años, con un promedio de edad de 45 años.
Las
células leucémicas se obtuvieron por aspiración de médula ósea en cresta ilíaca.
El posterior proceso y la tinción con
bandas G se realizaron de acuerdo con los métodos convencionales. Se
seleccionaron las metafases de mejor morfología cromosómica para su análisis e
interpretación al microscopio de luz convencional a objetivo 100X.
RESULTADOS
El
estudio citogenético de los 180 pacientes reveló que el 94 % tenía la
t(9;22)(q34;q11).
De los
128 pacientes en fase crónica, 112
presentaron la t(9;22) sin alteraciones cromosómicas adicionales, en 9 se
encontraron aneuploidías inespecíficas y aberraciones estructurales (deleciones
y cromosomas en anillos) adicionales al Ph y 3, presentaron mosaico de
cariotipo normal y cromosoma Ph.
Se
hallaron anomalías cromosómicas secundarias como aneuploidías inespecíficas,
trisomías de los cromosomas 8 y 22, i(17q), Ph adicional y ausencia del
cromosoma Y en el 82 % de los pacientes en fase acelerada. Solamente 3 tuvieron
como única alteración cromosómica la t(9;22) y 2 fueron Ph-.
De los
25 pacientes en crisis blástica, el 96 % tuvo anomalías cromosómicas
secundarias y los cromosomas involucrados con mayor frecuencia fueron el 8 y el
19 (trisomías), el extra Ph y el i(17q). En un paciente se encontró una
translocación recíproca que involucraba los cromosomas 5 y 15 .
DISCUSIÓN
Nuestros
resultados muestran que el 94 % de los pacientes estudiados presentó el cromosoma
Ph lo cual se corresponde con lo reportado en la literatura internacional.
Encontramos un ligero incremento en la expresión de la t(9;22) en la población
masculina lo cual se correlaciona con la mayor frecuencia de aparición de la
LMC en hombres.
Las
aneuploidías inespecíficas encontradas en los pacientes en fase crónica y
acelerada no se reportan en la literatura con elevada frecuencia porque son
anomalías que ocurren al azar e inestables genéticamente. La causa más frecuente
de inestabilidad del genoma es un fallo de los mecanismos encargados de reparar
las lesiones que ocurren como respuesta a tóxicos endógenos o exógenos. Se ha
propuesto que el gen híbrido BCR-ABL puede inducir mutaciones en los genes que
intervienen en estos mecanismos lo
que pondría en marcha un fenotipo mutado. Solo
prevalecen aquellas alteraciones que le confieren ventajas al clon leucémico.
La
trisomía 8, el isocromosoma 17 y el extra Ph constituyen marcadores
citogenéticos de las fases más avanzadas (acelerada y de crisis blástica) de la
LMC. El i(17q) es bastante frecuente en la crisis blástica y raramente se
detecta en otros tipos de leucemias, linfomas y tumores sólidos, mientras que
el cromosoma Ph adicional incrementa la expresión de la proteína BCR-ABL y sus
efectos. Estos cambios cromosómicos le confieren peor pronóstico al paciente ya
que la enfermedad sigue un curso más agresivo, se hace más resistente a la
terapia por lo cual resulta más difícil obtener una remisión completa o de
larga duración.
Algunos
autores involucran a los cromosomas 5 y 15 en variantes de translocación
compleja, como cambio secundario frecuente en la crisis blástica de la LMC. En
el único paciente con la t(5;15) no se pudo precisar si se trataba de una
translocación de novo o si fue una variante que involucrara a los cromosomas 9
y 22 por las limitaciones de la citogenética convencional.
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